A San Antonio se le ha considerado el padre de los monasterios de monjes, y por ello se le llama "Abad" que significa "padre" (en Hebreo y también en Siríaco). Sus atributos son un cerdo un perro y un gallo, si bien normalmente se le representa con un cerdo. En aquellos tiempos y después más aún se invocaba a San Antonio para proteger los campos y a los animales de las pestes. Esta idea unida a que se engordase un cerdo, se sacrificara y la carne se repartiera entre los pobres, ambas fueron determinantes para configurar la vinculación de San Antón con los animales domésticos. En algunos lugares se le conoce como San Antonio "El Marranero". Además de ser patrón de estos animales, también lo es de los tejedores de cestos, fabricantes de pinceles, cementerios y carniceros. |
Antonio fue egipcio de
nacimiento, sus padres de buen linaje, eran acaudalados y acomodados
campesinos. Como cristianos, también el mismo creció. Como niño vivió
con sus padres, no conociendo sino su familia y su casa. Cuando creció
y se hizo muchacho avanzado en edad, no quiso ir a la escuela,
deseando evitar la compañía de otros niños, su único deseo era llevar
una simple vida de hogar. En su juventud se vio conmovido por las
palabras de Jesús que le llegaron en el marco de una celebración
eucarística: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo cuanto tienes y
dalo a los pobres..." y así lo hizo el rico heredero, a la muerte de
sus padres quedó con una única hermana, mucho más joven. Tenía
entonces unos dieciocho o veinte años, y tomó cuidado de la casa y de
su hermana y en menos de seis meses vendió cuanto tenía, herencia de
sus padres (300 fanegas de tierra muy fértil aproximadamente) y
entregó a los pobres la considerable suma recibida, dejando sólo un
poco para su hermana, a la que ingresó en un convento de vírgenes
reconocidas de su confianza para que fuera educada.
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