Cuando acabó de cumplir nueve años, el niño tuvo la mejor aventura de mi vida: el internado.
Su madre había escogido una escuela en Inglaterra que estaba muy cerca de nuestra casa la escuela se llamaba St. Peter`s, en su primer curso no le abandonó la nostalgia de su casa.
La nostalgia fue tan grande que el planeaba un plan para que me enviaran a casa, aunque fueran unos días y el iba a simular un ataque de apendicitis aguda porque su hermanastra había sufrido uno de verdad y antes de la operación se quejaba de un dolor en el vientre y vomitaba y no quería comer y a ella le extirparon el apéndice.
Un día tras el desayuno subió y llamó a la puerta de la celadora, ni si quiera sentía el miedo que la mujer podía respirar, el fingió y le metió en la cama y se puso a darle palmadas en la barriga. El médico vino y le dijo - el director a telefoneado a tu casa y tu madre viene a buscarte. Pero el no le contestó, el siguió allí tumbado aparentando que estaba malo y por fin le llevaron a su casa. Pero el médico D.Dunbar detecto que el estaba fingiendo y le dijo que si se lo iba a decir al director del centro y el dijo que no que y que ya no lo hiciera mas.
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